viernes, 22 de marzo de 2013

Camino de Santiago. Etapa 25: Portomarín – Palas de Rei

20 junio 2004.-
En Wikiloc: pulsar aquí.

A la vista de la experiencia de ayer, en lo que aglomeración de peregrinos a la puerta del albergue, hemos salido a las 5,10 y hemos caminado en solitario hacia Palas de Rei, iniciando la marcha por senderos y aprovechando el asfalto cuando éste iba absolutamente pegado a aquél. Y así hasta Ventas de Narón en que camino y carretera marchan unidos.



A la salida de Ventas de Narón he hecho la primera de las pocas fotos que he hecho hoy (íbamos un tanto obsesionados con la posibilidad de no encontrar alojamiento) a sencillo crucero de madera, sin pretensiones, que hay a la izquierda del camino. Los peregrinos han depositado multitud de piedrecitas a los pies de la cruz.


Tres kilómetros y medio más adelante, en Lameiros nos hemos detenido en el km. 77,3, donde está el precioso Cruceiro de Lameiros, datado en 1670 y que tiene esculpida la base por los 4 costados. Lo he fotografiado a base de bien.







Ligonde es un pueblecito pequeño, pero alargado, estirado durante 400 metros a lo largo del camino. Muy adentro del pueblo, casi 300 metros más allá de donde están sus primeras casas, en el km. 76,2 hay, a la derecha del camino y sobre un murete de pizarra, otra cruz a la que no le podemos dar el apelativo de cruceiro.


Y unos cincuenta o cien metros más allá  nos sorprendimos con la existencia de la llamada la “Fuente del Peregrino”, donde se podía sellar la credencial y tomar café gratis (no lo tomamos), así como tomar, también gratis, publicaciones sobre temas religiosos. Quienes lo ofrecían tienen un sitio en internet: http://www.agape.org/ministry/la_fuente_del_peregrino.php . Empezaron con su labor en 1999.

Tienen, además, perfil en Facebook:

https://www.facebook.com/lafuentedelperegrino

La verdad es que nos sorprendieron enormemente con su amabilidad y su espíritu de servicio. Lo que ofrecían lo hacían totalmente gratis a cambio de nada. De nada. Son, sencillamente, de esa gente especial que encuentras en el Camino. Chapeau.




Airexe es otra pequeña aldea a unos mal contados ochocientos metros de Ligonde. Justo antes de llegar a ella, otro crucero, a la derecha del camino, nos da la bienvenida y antecede al cementerio que, al otro lado del camino acoge los restos de los vecinos que un día se preocuparon por las tierras de los alrededores, preocupación que se deja ver en lo que son útiles habituales en estos parajes, como espantapájaros o los hórreos gallegos.




Siguiendo el camino y pasada la aldehuela de Portos, a unos 2,5 kilómetros de Airexe, entramos en Lestedo. El camino describe una curva a la derecha que nos lleva al hostal Rectoral de Lestedo, unas buenas instalaciones aunque caras para la gente que, como yo, quería hacer el Camino con lo mínimo.
Es aquí, en Lestedo, donde aconteció la anécdota del día. Pasado el hostal indicado, unos cien metros más allá y a la izquierda del camino, está el cementerio del pueblo que, como tantos otros, está al pie mismo del camino. En este caso no hay, siquiera, una pared que separe uno de otro, por lo que las primeras tumbas quedan no solo ante los ojos sino también al alcance de la mano.
En una de las tumbas que quedan de frente al camino, en cuya lápida no se había grabado leyenda alguna, un peregrino, con un magnífico sentido del humor, había escrito:
“YO LO INTENTÉ. D.E.P.”. Me pareció tan ocurrente y oportuna la inscripción que no pude evitar fotografiarla. Eso está, justo, en el km. 70.





Los kilómetros restantes hasta Palas de Rei, unos 4,5, discurren por zona rural no tocando la carretera más que puntualmente en un momento dado. La proximidad de nuestro destino nos permite disfrutar del camino, totalmente salpicado de pequeños núcleos de población y con unos campos que a mi me resultan preciosos y relajante por su intenso verdor.


Sobre las 10,25 llegábamos al albergue de Palas de Rei, en el que fuimos los primeros. En un rinconcillo, en la calle, apoyadas en la pared, habían tres mochilas que alguien había llevado en coche, pero a pie éramos los primeros a la espera de alojamiento. En las horas siguientes y hasta la 1 de la tarde, se formó una cola enorme.
A eso de las 12,30 un taxista llegó, paró un momento y soltó un montón de mochilas en el suelo, pero en la puerta del albergue un letrero advertía que los peregrinos que enviaran sus mochilas en taxi no serían admitidos hasta las 8 de la tarde, y ello para alivio de los peregrinos que habíamos caminando hasta allí portado nuestras propias mochilas.





A la 1 apertura, ducha, lavado de ropa y comida. Luego paseo con Francesco y Sergio y un café.





Durante la tarde nos hemos reencontrado con los tres maños, con los que nos hemos saludado como viejos amigos (¡nos conocemos hace nada menos que 15 días!) y son, aparte de Francesco y Sergio, los únicos conocidos de hace más de diez etapas. Son tres antiguos empleados de Fasa-Renault, recién prejubilados, y que acordaron celebrar su nuevo estado haciendo el Camino. Amenos, cordiales, espontáneos y muy gratos; cada uno con su carácter, pero excelentes compañeros de camino.


La anécdota o “accidente” del día ha estado en la señora que duerme en la litera que está sobre la mía: al bajar de ella ha pisado sobre mi mochila para que le sirviera de escalón antes de llegar al suelo y se ha cargado la estructura de la mochila. Ha roto dos enganches que mantienen la rigidez de la parte de atrás de la misma. No es mayor problema, pues me quedan 75 kms., pero no me ha parecido bien, y se lo he dicho. Ha tratado de negar que haya sido ella, pero no hay otra alternativa de autoría que la de ella. He tratado de arreglar el desaguisado como he podido, atando la parte de arriba de la mochila a la estructura. Una chapucilla, pero que espero resista sin mayor problema lo poco que queda de camino.

Hoy han sido solo 24 kms. en 5 horas y 10 minutos. 41.000 pasos.

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