lunes, 28 de enero de 2013

Ruta de las Coladas (Villar del Rey)

Por si alguien quiere descargarse los tracks y ver el perfil: Pulsar aquí
 La vías pecuarias se clasifican en cuatro categorías:
     Cañada: aquellas cuya anchura no exceda de los 75 metros.
     Cordel: cuando su anchura no excede los 37,50 metros.
     Vereda: las que su anchura no es superior a 20 metros.
     Colada: su anchura se determina en el acto de la clasificación.
El objetivo de esta ruta era recorrer, al menos en parte, las múltiples coladas existentes en torno al municipio pacense de Villar de Rey.
Organizada por la Mancomunidad de municipios Lácara-Los Baldíos (Badajoz) se llevó a cabo durante la mañana del domingo 27 de enero de 2013.
Mañana de buena temperatura, bastante nublado al comenzar la marcha. Nos llovió (un chirimiri) desde las 12 horas y un poquito más fuerte desde las 12,30, sin que llegara a ser lluvia fuerte en ningún momento.
Unos 400 participantes. Magnífica organización. La ruta había sido señalizada el día anterior con todo esmero, lo que se notaba en la abundancia de señales, carteles indicadores, folios (plastificados) informativos… Un derroche de dedicación de obligado agradecimiento para los participantes. 
La ruta se inicia en los aparcamientos del recinto ferial de la localidad, para salir del pueblo por la calle de San Simón en dirección noroeste.
A poco de comenzar la marcha (no se ha llegado aún a 1,5 kilómetros) y cerca de un cerro con antenas repetidoras de telefonía, encontramos antiguos hornos de cal, en situación de ruina. A la izquierda del camino existe también lo que me pareció ser una recreación actual de los antiguos hornos.


Dos kilómetros más adelantes nos vemos sumergidos en la belleza de la Sierra Jabaliega, en la que nos hemos adentrado dejando a nuestra izquierda la pequeña Fuente de la Liebre,
comenzando a dar el camino un suave giro que nos conducirá en dirección sur y que nos llevará, entre grandes extensiones de un campo pobre hacia un granja porcina a 7 kilómetros del inicio.


La ruta se hizo en el mes de enero, después de una temporada de abundantes lluvias lo que dio lugar a que a la vista de los senderistas se extendieran inmensas extensiones de una tierra, con una hierba rala y de un tremendo verdor, recordándonos las superficies de los campos de golf.

Tras la granja porcina aludida, el camino gira rápidamente en dirección oeste, mientras nos vamos encontrando charas y explotaciones ganaderas.
A 13 kilómetros del inicio nos llama poderosamente la atención una finca cuyos límites no vienen marcados por alambradas ni por pared antigua de piedras. Inmensos bloques de granito, de 2 y 3 metros cúbicos cada uno, se alinean a lo largo del terreno para delimitar los límites de la cantera existente en el lugar. Especialmente llamativa una gran losa del mismo material sobre la que se apoya con suavidad la rama de un alcornoque.


Vuelve a girar el camino a la derecha para, en dirección norte, ir al encuentro del Río Zapatón, con un gran caudal de agua en la fecha en que se realizó la ruta. Es la parte más difícil del camino a recorrer, no solo por lo abrupto del mismo, sino por la gran cantidad de barro y charcos por los que hay que pasar.
La Ermita de Nuestra Señora de la Rivera, incardinada en la “Ruta de los Molinos”,  que también pasa por aquí, y que encontramos abierta, nos invita a entrar a visitarla.
Justo a continuación cruzamos la carretera que lleva a Badajoz, punto en el que un bar-restaurante puede ayudar a reponer fuerzas, si fuera necesario.

Vamos subiendo de nuevo hacia Villar del Rey, dejando siempre el Río Zapatón a nuestra izquierda, en el que podemos ver los restos del Molino de la Cruz y la represa. Curioso que entre las cuatro paredes del Molino han crecido grandes árboles que han acabado con cualquier vestigio de lo que un día pudo ser el tejado.


Pocos metros más allá el camino gira de nuevo a la derecha y desciende para llevarnos de nuevo hasta  Villar del Rey.

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