sábado, 9 de mayo de 2015

Ruta de las Corujas (Olivenza)


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Organizada por el Club de Senderismo Prisiñas, de Olivenza, con el peculiar y distintivo estilo que, desde su primera ruta, caracteriza a este Club. Desde que anunciaron por primera vez la organización de esta Ruta (a mediados de mayo) fueron “calentando” el ambiente con algo más que meros avisos: imágenes, postales a través de Facebook, como una forma de animación a la participación. Algo que ya forma parte del hacer Prisiña.



Realizada durante la tarde-noche del 29 de junio de 2013. Tarde muy calurosa que fue preludio de la temperatura que tuvimos durante toda la marcha y que, a pesar de que la oscuridad fue cayendo con prontitud, el calor de los campos que atravesamos nos acompañó hasta el regreso, a eso de la 1,15 de la madrugada.


Se había citado a los senderistas en el Hotel Heredero, a la entrada de Olivenza (llegando desde Badajoz). La abundancia de Prisiñas permitió que el control de asistentes fuera ágil y rápido.




Una vez anotada nuestra presencia, pasamos a la amplia terraza del Hotel, donde ya tenían preparadas las instalaciones para la cena y fiesta que estaba previsto celebrarse al término de la ruta.


Según comprobé, además de la colaboración de la Policía Municipal y del Parque de Bomberos de Olivenza, se contó también con el equipo de Protección Civil y con un buen número de senderistas de otro Club local, los Pelinhas (fácilmente identificables por su camisetas rojas), a los que se agradeció públicamente su presencia y colaboración.



Poco después de las 20,30 se habían concentrado más de 600 senderistas en las instalaciones indicadas, dispuestos a partir. Sabíamos que la ruta deparaba alguna sorpresa en algún punto, pero excepto los organizadores, el resto no sabíamos en qué consistía.




Salimos por una puerta existente en el patio del hotel al Camino Huerta Cuerna que, paralelo a la carretera a Badajoz va en dirección al Arroyo de la Charca y al Polígono Industrial. Al otro lado del mismo algunas huertas.



Dada la hora de la tarde el sol está a punto de ponerse, ofreciéndonos un espectáculo precioso.


Enseguida pasamos por el Arroyo de la Charca, dejando a nuestra izquierda una de las antiguas obras de paso construidas para ayudar a franquearlo.


Al llegar a la altura del Polígono Industrial de Olivares se gira a la izquierda. Hay que caminar en dirección a la Sierra de Doña María para pasar entre ésta y el Cerro del Caltrapó.
Al girar a la izquierda el sol, ya muy bajo, queda justo frente a los caminantes.




Las rutas nocturnas tienen el inconveniente de que prácticamente no es posible hacer foto para ilustrar una ruta, pero cuentan con el atractivo de poder caminar a la luz de la luna, cuando la hay, que no era el caso de esta. Bien es cierto que el problema de la ausencia total de luz natural (aunque fuera la de la luna) quedó paliado por la abundancia de frontales y otras fuentes de iluminación que llevaban los participantes y que, a pesar de alargarse mucho el hilo de personas, posibilitó caminar sin ningún tipo de incidencias.


No obstante, los Prisiñas habían previsto todo tipo de eventualidades. ¡¡Incluso la abundancia de piedras en el camino en algunos puntos!!+


Justo cuando hemos dejado la Sierra de Doña María a nuestra izquierda giramos a la izquierda, para tomar un camino que nos va a llevar en dirección a San Francisco de Olivenza. Y poco más allá, al llegar a una hermosa finca rodeada de altos setos, giramos nuevamente a la izquierda. Con esto comenzaremos la bajada de una cuesta (luego recuperaremos en subida) que es el único desnivel relevante en toda la ruta y que no supera en ningún momento el 5%.
Cuando llegamos a la altura de San Francisco de Olivenza, cuyas luces vemos en todo momento a nuestra izquierda, volvemos a girar a la derecha para caminar paralelos al Río Olivenza que, desde luego, no vemos en ningún momento dada la escasez de luz.
Unos dos kilómetros después de haber dejado San Francisco de Olivenza a nuestras espaldas y al llegar al Arroyo de los Maestrantos, que NO hay que cruzar, giramos nuevamente a la derecha. Es una cuesta arriba muy suave que, en un momento, dejará ante nuestros ojos unas naves industriales ubicadas a la izquierda del camino. Se trata del Cortijo de Valdecebadal, donde los Prisiñas habían preparado el espectáculo con el que nos obsequiaron a los participantes y lugar al que, en su material promocional de la ruta, habían denominado “El Arcano”. Y, desde luego, se lo habían trabajado a base de bien. Está a 9,5 kilómetros del inicio de la ruta.











En el cortijo donde se había preparado el espectáculo también se había previsto el avituallamiento, lo que entretuvo a muchos de los participantes e hizo que el regreso desde allí a Olivenza se hiciera en pequeños grupos (nunca una persona sola) para evitar posibles extravíos por la falta de luz.
La ruta terminó donde había empezado, en el Hotel Heredero, donde hubo una cena, música y diversión hasta…
Otra muestra del buen hacer de este Club que es mucho más que solo un club senderista.

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