martes, 12 de marzo de 2013

Camino de Santiago. Etapa 16: Terradillos de los Templarios – El Burgo Ranero


11 junio 2004.-
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Dada la longitud de la etapa y como quiera que el calor a partir de las 10,30 comienza a ser muy fuerte, hemos decidido levantarnos a las 4,15 y comenzar a caminar a continuación. Estábamos en ruta a las 4,40.


La primera hora y media la hemos hecho de noche. Francesco se ha asombrado al ver la enorme cantidad de estrellas que brillaban en el cielo y que, en su Bolonia natal, no tiene la oportunidad de ver. Había luna en menguante, suficiente para iluminar el camino.

Llegando a Sahagún hemos alcanzado a María, esta chica de Valladolid, casada, 57 años y que lleva audífono para poder oír. Había salido unos 10 minutos antes que nosotros. Desde ese momento hemos caminado juntos los tres hasta llegar a El Burgo Ranero.


En Sahagún hemos tomado un café y hemos fotografiado una estatua que aparece en la Guía del Camino. Hemos visto un Sahagún en plenas fiestas, solo que a esas horas (sobre las 6,45) solo quedaban por las calles los más jóvenes que llevaban encima un calentón por el que no se animaban a recogerse.


Poco antes de salir de Sahagún, hemos pasado por el famoso Arco y lo que queda del Monasterio de San Benito. El Arco se pensó que era la puerta de entrada al Monasterio, pero luego se descubrió que era el acceso a la iglesia. Data de mediados del siglo XVII y, según dicen, es lo más emblemático de esta población. Y, tras atravesar la puerta, el puente sobre el Cea.




Siguiendo el Camino y poco antes de Bercianos, pasamos por la Ermita de la Virgen del Peral, ubicada donde en el siglo XII había un hospital de peregrinos y escasos metros mas allá, un sencillo monumento con una cruz en recuerdo de un alemán muerto. El monumento tenía la cruz rota. Bien podrían  preocuparse las autoridades de Bercianos de arreglarla.




Hemos llegado a El Burgo Ranero sobre las 10,15 y la primera sorpresa ha sido que el cura, en bici, ha pasado a saludarnos. Como la misa era a las 11, hemos ido a ella. Luego, una larga espera hasta que a la 1 han abierto el albergue.



De estas etapas nada que contar, pues hay una rutina enorme. Quizá destacar que de los “viejos conocidos” cada vez quedan menos: René, el canadiense; Antonio, el electricista valenciano, John, el australiano; Joseph el australiano y Erika, su mujer, Francesco y yo. Todos los demás son gente nueva que no habíamos visto hasta ahora. Generalmente son peregrinos que han comenzado el Camino en Burgos.


Mi hermano Pepe llegará esta tarde y no va a hacer con nosotros, finalmente, más que la etapa de mañana. Le he conseguido una habitación con cama de matrimonio para él solo por 20 euros. Me ha parecido un robo, pero por lo que he visto en el transcurso del día, es un regalo: en un hostal de enfrente del albergue, el “Hostal el Peregrino”, están atracando 50 euros por cama. En el albergue privado, abusando igualmente.
Pepe nos trae a Francesco y a mi sendas esterillas de espuma por si nos toca dormir en el suelo en alguna de las próximas etapas. A mi me trae, además, un saco-sábana pues el saco de dormir mío es mínimo, sí, pero abriga demasiado y estoy pasando calor por las noches.
Cuando ha llegado Pepe hemos tenido un pequeño problema en el albergue privado, pues la habitación contratada por mí la habían vuelto a adjudicar a un matrimonio francés. Resuelto el problema, nos hemos tomado algo en la terraza del bar, hemos dado una vuelta, y a la cama.
Hoy fueron 30,1 km. en 5 horas y 35 minutos. 45.000 pasos.

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