lunes, 11 de marzo de 2013

Camino de Santiago. Etapa 12: Burgos – Hontanás

7 junio 2004.-
En Wikiloc: pulsar aquí.
A las 5 estaba completamente despierto. Me he levantado a las 5,10, lavado y preparado la mochila. Tras despedirme de Nella, que desde la cama me ha deseado el “buen camino” tan peregrino, he partido de este magnífico albergue a las 5,50 acompañado por Francesco.


La salida de Burgos, más fácil de lo que habíamos pensado en un principio. A la media hora de salir, el buen Dios nos ha obsequiado con un maravilloso espectáculo de luz y nos hemos podido deleitar con una alborada preciosa.


Nos ha llamado mucho la atención la Iglesia de Villalbilla, a la que tanto Francesco como yo hemos echado en falta algo, seguramente una cruz que debería coronar el campanario y que, sin embargo, no estaba allí.



En Tardajos un estupendo crucero y la Iglesia, fotografiada de lejos.



En Rabé de las Calzadas he fotografiado la iglesia y la fuente de la plaza, que me ha parecido magnífica.




A la salida de Rabé, en el lado izquierdo del camino, la Ermita de Nuestra Señora del Monasterio que, como es natural por la hora en que pasamos, estaba cerrada.


Hemos llegado a Hornillos del Camino alas 9 o poco más. Este era mi destino original y tenía programado hacer noche allí. Sin embargo, dada la hora que era, me ha parecido un pecado mortal dejar de caminar a las 9,15, algo insólito en un peregrino del Camino. Tras descansar un poco a la puerta de la Iglesia, junto al albergue, me he decidido a continuar el camino junto a Francesco para llegar a Hontanás.



Tengo que decir que los poco más de 10 kilómetros que separan Hornillos de Hontanás han sido duros. Y he de calificar de durísimos los 5 últimos Ha sido una estepa inhóspita, sin otras señales de vida que los cultivos de grano y de judías y el canto de los pájaros. El sol caía implacable y no hemos visto ni un solo árbol que pudiera ofrecer un mínimo de cobijo para un descanso.
La meseta, interminable; el camino, sin fin… y Hontanás que no aparecía por ningún lado. A mitad de camino hemos visto montoncitos de piedras que han ido aportando los peregrinos a su paso por aquí. Es curioso cómo abundan estos símbolos a lo largo del Camino. Alguien me ha dicho que representan el lastre que cada uno de nosotros vamos dejando en nuestro caminar y que simbolizamos en esa piedra que dejamos, amontonada, junto a las que han dejado otros. Ello nos libera del peso de cosas de nuestro pasado y nos permite caminar más libres y ligeros.
Bueno… la verdad es que yo no me sentía cargado con ningún peso. Sí he aportado alguna piedra a algún montón, pero más por un sentimiento de solidaridad que por otra cosa.
Hemos visto también amapolas, muchas amapolas.



Cuando faltaban unos 4 kilómetros para llegar hemos visto en una carretera que hemos atravesado (la que va de Olmillos de Sasamón a Iglesias) un autobús esperando. Lo habíamos visto ya en Hornillos y de él bajaban unos 30 o 35 franceses con mochilitas de juguete y bastones de apoyo. Iban a hacer a pie el tramo de Hornillos a Hontanás y la presencia del bus a mitad de camino supongo que era para ofrecer apoyo, refugio, bebidas o qué sé yo. ¡¡Peregrinos!!.
En nuestro avanzar por la meseta hemos encontrado un cartel que indicaba que estábamos a 500 metros de Hontanás. Hemos seguido avanzando sin ver el pueblo por lugar alguno. Cuando ya pensábamos que era una broma, de pronto, en una hondonada, ha aparecido el pueblo y hemos tenido una gran sensación de alivio, porque el suplicio de los últimos kilómetros daba ya a su fin.


El refugio muy bien. Agua caliente que nos ha reconfortado, lavado de ropa  una magnífica comida bien preparada en el propio albergue por 7 euros.



El pueblo no tiene nada. La iglesia cerrada. Solo en un garaje hemos encontrado a un viejo artista que esculpe en madera. No es que sea ni siquiera bueno, pero nos muestra su obra con enorme satisfacción y simpatía y ha sido inevitable, ante su insistencia, darle gusto visitando la exposición de su obra.



Tras la comida, una siesta de más de dos horas. Al poco, una magnífica tormenta ha dejado a todo el pueblo sin luz y también sin móvil, por lo que no puedo efectuar la habitual llamada a Cristina. También quería haber llamado a mi hermano para decirle que he reprogramado mis rutas, dado el avance de hoy y el que pienso hacer mañana, con lo que convertiré 3 etapas en solo dos.
La luz ha regresado sobre las 20,30. La cena, en plan compadre: fruta, yogurt y leche tomados a la puerta del albergue, sentado en un banco.
Una minivuelta por este minúsculo pueblo ha dado fin al día. En el paseo me ha llamado la atención en este pueblecito, que no llega a los 100 habitantes, la pintada realizada por algún “revolucionario” en un contenedor de basuras junto a la fuente que está detrás de la Iglesia: “Hontanás libre”.


Han sido 32 kilómetros en 6 horas y 10 minutos. 44.000 pasos.

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